cultura y justicia"
Libros
Hay cuestiones que para poder ser abordadas necesitan extensión que desborda el formato de nuestros cuadernos. Por eso publicamos libros que desarrollan en profundidad temas que han centrado la reflexión de Cristianismo y Justicia. La colección ha acabado reuniendo algunas de las cuestiones más relevantes del pensamiento contemporáneo, siempre desde la perspectiva del diálogo fe y justicia, y de la espiritualidad ignaciana.
«Estamos ante unas páginas que contienen, al menos, cuatro sedimentos: la experiencia y las creencias milenarias que transmiten; la creencia y la experiencia personal que las sustenta; la capacidad de reflexión sobre la propia creencia y experiencia, y, finalmente, la voluntad de compartirlo en un ámbito interreligioso donde todo el mundo está desposeído de cualquier pretensión de absoluto.
[Solo edición en catalán]
«Es un libro conmovedor e inspirador. Sus escritos están llenos de verdad y de vida. Ocho años más tarde de su muerte continúan teniendo la actualidad y la fuerza del instante y de los años en que fueron escritos. Resuenan la intensidad, la radicalidad, la lucidez, la austeridad de cómo él era y vivía. Son el testimonio y la confesión de fe de un hombre que consumió y consumó su persona en los cuarenta y cinco años de vida que le fueron concedidos aquí en la Tierra y bien enraizados en la tierra». Del epílogo de Xavier Melloni sj.
Estas páginas pretenden justificar las razones de un necesario tránsito de la ciudadanía a la cuidadanía. En ellas se propone construir un nuevo contrato social cimentado sobre nuestra interdependencia constitutiva; un «pacto de cuidados» que dirima nuestra convivencia no con testosterónicos duelos al sol, sino desde la articulación política de relaciones de cuidado.
La categoría de “fraternidad”, una de las fundamentales del cristianismo, es la guía de esta reflexión. Nuestro presente, a pesar de ser “la hora de lo común”, padece un grave deterioro de las relaciones humanas y sufre constantes desavenencias en todos los campos. Los síntomas letales del presente no auguran nada bueno para el futuro.